Hoy no es un día más, era claro que iba ser un día emotivo y, como si el tiempo lo supiera, amaneció nublado y lloviendo como si fueran lágrimas, de nuestra tristeza. Un día como hoy, Maradona vivía un capítulo por el que había pasado miles de veces, pero que esta vez no pudo gambetear. Le decía basta, le ponía un alto a su vida.
A un año de su partida, decir que Falleció Diego Maradona, sigue golpeando e impactando con el mismo dolor y tristeza de aquel día. El Pelusa, el que soñaba con jugar en la Selección y ganar un Mundial, nos decía adiós físicamente para quedarse a vivir en el recuerdo y corazón de los argentinos y sobre todo de los que amamos el fútbol.
Siempre espontaneo, fue noticia dentro y fuera de la cancha. Dentro de ese rectángulo fue único e irrepetible y los que lograron verlo en plenitud, saben que fue el más grande de todo, el que supo ser Dios con una pelota durante noventa minutos. Fuera de ella fue su propio rival, el más duro al que enfrentó, por culpa de su entorno, los amigos de la fama, los del campeón.
Tuvo el placer de hacernos feliz con la redonda y, como en una película antes de irse, pudo recibir el afecto del hincha en cada cancha a la que iba. “Diego Diegooo”, retumbo en cada espacio de la Argentina, así era el fenómeno Maradona y aún sigue siendo difícil de dimensionar todo lo que significó.
De todas las canciones que le hicieron, me quedo con un fragmento de “Diego Maradona llegó”, creada en su paso por Dorados de Sinaloa. “En tierra azteca alcanzaba la gloria, y a la Argentina hizo del mundo campeona. Porque su mano pasaría a la historia, como su mano levantando una copa”, y fue esa mano al igual que su zurda que quedaría en la historia. El del gol con la mano al gol más lindo del siglo.
El rey de Nápoles, amado desde La Paternal hasta Barcelona y desde Rosario hasta Sevilla. La Boca fue su casa y La Bombonera su patio, se convirtió en mito y leyenda en vida. Una frase que hoy muchos postean: “No muere, quien no se olvida”, y donde sea que estés ojalá puedas verlo.
Hoy el cielo es una fiesta, porque estás allá y acá abajo siempre te tendremos presente. Gracias por ser argentino, gracias por hacernos tan felices.
Nunca olvidaremos tus gambetas, tus locuras y tus goles, nos hiciste amar el fútbol. Donde quieras que estés, ojalá siempre recuerdes una cosa: SOS, FUISTE Y SERÁS ETERNO DIEGO!….. Hasta luego!