La derrota ante River calo hondo en el mundo Boquense. Un nuevo cachetazo ante el rival del siempre, parece mover las aguas que parecían tranquilas. En los últimos meses parecía que la historia se había revertido y que las alegrías volvían del lado de Brandsen 805.
Durante sus primeros partidos, Sebastián Battaglia había logrado ilusionar al hincha, con una nueva propuesta ambiciosa, buscando respetar una sola premisa: ser siempre protagonista y manejar las riendas del partidos. Con un mix de frescura dada por los juveniles y la experiencia de algunos referentes, todo hacia indicar que el barco comenzaba a enderezarse.
La inclusión de jugadores como Molinas, Sández, Montes y Vázquez en el once titular, daba a entender que jugarían aquellos que estén bien, sin importar el numero y el nombre. Y claramente tenía resultados a la vista, en pocos partidos Boca pasó de estar 23º a ubicarse 9º en el torneo. Y en la clasificación a las copas sexto a sólo 6 puntos de ingresar a Copa Libertadores.
¿Ahora qué cambio en sólo 3 partidos? Esa es la gran pregunta que nos hacemos todos. Capaz con la intensión de no quemar etapas, empezó a sacarle presión a los juveniles y darle lugar a lo experimentados. Un flagelo que se repite en los últimos años del club, cambiar todo aquellos que funciona, por el hecho de cambiar. Y que no llevan a ningún camino.
Respetar la «trayectoria y experiencia», sólo por ese mismo hecho, dejó a las claras que no es la solución a este momento y, guste o no, terminan siendo perjudicial al club y al presente. Basta sólo con ver los últimos golpes para dejarlo en evidencia.
No por eso creo que haya que caerle con rudeza y mala espina al técnico que apenas realiza sus primeras armas en primera, y con tan pocos partidos en sus espaldas. Pero sí exigir una autocritica y un replanteo de las estrategias y formas de juegos. Como dice el refrán, «no es bueno tropezar mil veces con la misma piedra».
Con el diario del lunes, post derrota con River y a la espera del partido con Lanús, Battaglia tendrá la posibilidad de volver a sus raíces, a sus ideas y principios de juegos. Esos mismo que logró desplegar desde su debut ante Patronato.
Y ojalá, el sábado con la vuelta del hincha, tras 500 días sin pisar La Bombonera, se vea otra cara del equipo. Con la idea e impronta de que nos tenía acostumbrados.