Desde su llegada en enero del 2020, Miguel Ángel Russo malacostumbro al hincha, gracias a un equipo sólido y efectivo. Pero de golpe, en una semana algo, desestabilizo esa armonía.
Con el mejor arranque de un ciclo, 16 partidos con 12 victorias y apenas 4 empates, y a pesar de algunas criticas despiadadas por algún sector del periodismo, Russo se ganó la renovación hasta diciembre del 2021.
En estos últimos días, el mundo Boca comenzó a vivir algo atípico, no solo le convirtieron primero, sin poder revertir el resultado. Sino que también acumuló dos derrotas consecutivas y en la mismísima Bombonera. Más allá de que en algún momento iba a pasar, preocupa demasiado el nivel y el juego del equipo.
Tanto con Talleres y ayer con Lanús, Miguel decidió optar por formaciones y jugadores sin tanto rodaje. Empujado por la ausencia de jugadores claves, por eliminatorias, y algunas expulsiones (Izquierdoz y Obando), el Xeneize mostró la peor cara en este 2020.
Dicen que en los peores momentos, se ve la mano de los distintos, y es ahí donde los hinchas y dirigentes se refugian en el CT. Uno que supo levantar el nivel futbolístico y anímico en su llegada y esperemos vuelva a resurgir.
¿Las derrotas iban a llegar? Claramente si, tarde o temprano las rachas se cortan. Lo positivo: los errores y los puntos perdidos pasaron antes del choque por Copa Libertadores, en donde el mínimo defecto no perdona y te deja afuera.
Es hora que Boca vuelva hacer lo que fue de la mano de Carlos Tevez y Miguel. El sueño de la séptima arranca el miércoles y eso lo tienen claro las cuatro partes del club.
Ya lo dijo Carlos Bianchi: para ganar primero hay que creer, y hoy más que nunca elijo creer. En las buenas y en las malas mucho más.
Nota de opinión: Leonardo Graneros.