Cuando todo parecía indicar que las negociaciones estaban terminadas, un llamado de Román, cambio el panorama. La novela del mercado de pases, suma un nuevo capitulo.
En un contexto anormal, provocado por la pandemia, Boca busca reforzar su delantera, a pesar de contar con jugadores de peso. Ahí es donde el atacante de Independiente, entra en juego. El valor de la cláusula y el momento de su actual club, lo hacen más que tentador.
Con el contrato del jugador encaminado, Boca busca llegar a un acuerdo con el Rojo. ¿La idea? Pagar un valor, un poco más alto, al de la cláusula de rescisión (para equipos argentinos 1.4 millones de dólares). La manera de aumentar el gasto es poner en juego la deuda que existe entre los clubes por 700 mil dólares.
Desde el club de Avellaneda se hicieron sentir y pusieron las cartas en la mesa. La primer contraoferta sería clara, el cien por ciento del pase de Iván Marcone y el préstamo de Walter Bou. También solicitaron la cancelación de la deuda por los pases de Pablo Pérez y Juan Sánchez Miño.
Las charlas vuelven a comenzar y parece la historia vendrá para largo, con varios idas y vueltas y una danza de jugadores como moneda de cambio. Desde el club de la Ribera, está clara la postura, nada de jugadores en el medio.
En un momento delicado económicamente, por parte de los clubes argentinos, cada uno buscará sacar el mayor rédito posible. Con las cartas en juego, el deseo del jugador será lo que incline la balanza
¿Se mudará Silvio de Avellaneda a La Boca? ¿Cruzará el puente?