En las próximas horas, Boca oficializará una decisión que marcará el cierre de una etapa: Mauricio Serna y Raúl Cascini dejarán sus funciones, y el Consejo de Fútbol, tal como se lo conocía hasta ahora, dejará de existir.
«Durante su gestión, el Club alcanzó importantes logros deportivos e institucionales, período en el cual obtuvo seis títulos oficiales, además de ser el último club argentino en disputar la final de la Copa Libertadores», es uno de los agradecimientos que se destaca en el comunicado, pese a que en las últimas dos temporadas el club no clasificó.
La salida de ambos se da en el marco de una profunda reestructuración del área de fútbol profesional, que encabeza Juan Román Riquelme desde su llegada a la dirigencia en 2019. El único que continuará vinculado al club será Marcelo Delgado, quien asumirá un nuevo rol aún no definido públicamente.
De esta manera, el «CDF», que durante casi cinco años gestionó fichajes, renovaciones, la relación con el plantel profesional y la toma de decisiones deportivas, llega a su fin. Si bien en su momento fue una innovación impulsada por Riquelme para acercar exjugadores a la gestión del fútbol, el desgaste natural y algunos cortocircuitos internos aceleraron el final de este ciclo, sumados a los malos resultados, tanto deportivos como en incorporaciones que no rindieron como se esperaba.
La próxima semana se espera que Boca comunique oficialmente cómo quedará conformada la nueva estructura del fútbol profesional. Por ahora, se baraja la posibilidad de que se incorpore una sola persona para ocupar un rol de coordinación general, aunque sin repetir el formato anterior. La idea es avanzar hacia una estructura más técnica y moderna, con menos exposición mediática y mayor planificación interna.
Así, Boca ingresará en una nueva etapa, con la intención de dejar atrás viejas formas y dar un paso hacia un modelo de gestión más profesional y menos personalista, que ya ha demostrado no dar los resultados esperados.